Cubanos rechazan actos de repudio.

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Foto: Roy Leyra / CN360

Numerosos ciudadanos cubanos han expresado su rechazo en redes sociales hacia los actos de repudio que se han llevado a cabo desde el domingo frente a las viviendas de personas que piden cambios en el sistema vigente en la isla.

Durante todo el domingo, partidarios del régimen cubano se agruparon en la residencia del dramaturgo Yunior García para gritarle insultos como “Gusano” y la consigna revolucionaria “Patria o Muerte”.

Del mismo modo, varios activistas en diferentes partes del país, como la emprendedora cubana Saily González Velázquez, sufrieron mítines de repudio organizados desde la mañana del lunes, donde además de consignas patrióticas, recibieron ofensas.

“No es que los ‘actos de repudio’ inciten a la violencia: es que la validan. Fomentan un ambiente de intolerancia. Los ‘actos de repudio’ no buscan justicia: generan injusticia. Además, estos actos permiten que la violencia escale por parte de individuos y grupos de diversas ideologías. Quien crea que puede controlar una política de odio está equivocado. La política, sus actores y los sentimientos asociados no son totalmente controlables. Los actos de repudio parecen ser el colmo de la perversidad, pero son solo una escalera; pueden empeorar, incluso si ya parecen alarmantes”, escribió en su muro de Facebook la ensayista e investigadora Ailynn Torres Santana.

En la historia de la revolución cubana, los actos de repudio o mítines de reafirmación patriótica frente a las casas de quienes disienten del poder tienen antecedentes históricos, que parecían estar olvidados, aunque el resentimiento causado persiste entre quienes los han vivido y aquellos que han tomado parte.

“Algunos interpretan los ‘actos de repudio’ como una acción afirmativa: como apoyo al sistema. Los actos de repudio en Cuba son tan criminales como el bloqueo. Ignorar estos repudiables eventos mientras se habla en nombre de la paz y la defensa de la revolución es una hipocresía, una vergüenza y una traición a la revolución de la que no se puede escapar”, advirtió el fotorreportero Kaloian Santos Cabrera.

La imagen de Yunior García asomándose tras su ventana con un cartel que decía “mi casa está bloqueada” se volvió viral el domingo y generó reacciones solidarias de varias figuras culturales.

“Debería darles vergüenza a quienes ordenan realizar los actos de repudio. Vergüenza de compatriotas que se dejan llevar y participan en el linchamiento de sus semejantes. ¿No se dan cuenta del costo que nos han traído décadas de odio? Familias destrozadas, hermanos, padres, hijos separados. Una nación rota, dispersa por el mundo. ¿Es un país de odio el legado que queremos dejar a nuestros hijos y nietos? Hay límites en la vida, y especialmente en la política, que no deben ser cruzados. Y ya han sido cruzados. Cuba no necesita más odio; quienes piden poner el corazón en Cuba, deberían revisar su propia actitud y no exigirlo de otros: actúen ustedes mismos, porque parece que no lo tienen”, escribió la musicóloga Rosa Marquetti.

Varios activistas han declarado que en los actos de repudio apenas reconocen a algunos de sus vecinos y que muchas de las personas son transportadas en autobuses, llegando incluso con sistemas de audio para reproducir canciones patrióticas.

Muchos usuarios cubanos han compartido en sus muros e historias la frase “repudio los actos de repudio”. Esta misma postura ha sido adoptada por negocios privados, como la tienda de diseño Clandestina.

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