Imágenes: Instagram de la artista
Dianleys Brito presenta una sonrisa radiante y una mirada honesta. Su esbozo alegre puede atribuirse a su naturaleza sagitariana, ya que aquellos nacidos bajo este signo tienden a enfocar la vida con optimismo. Por otro lado, su mirada profunda puede estar relacionada con su origen en Pinar del Río, donde los lugareños poseen una bondad singular y una inocencia encantadora, lo que a menudo les convierte en objeto de bromas.
Sin embargo, la risa de esta talentosa actriz cubana no está asociada a ningún chiste en particular. Más bien, refleja su firme creencia en la alegría y el cambio como motores de la vida. Como expresó recientemente en una entrevista, en relación al estreno de la obra de teatro “Los vecinos de arriba”, que codirige junto a Alexis Valdés y Mijail Mulkay, su cita favorita de la obra es: “Nadie tiene el derecho de amargarle la vida a nadie”.
Aunque es poco probable que Dianelys Brito haya causado dolor a alguien, Beatriz Lahera, por otro lado, sí lo hizo. Muchas personas que la vieron en la telenovela “Pasión y prejuicio” sufrieron con su interpretación. Esta serie pertenece a una era de la televisión cubana que no se volverá a repetir, y no lo digo desde un lugar nostálgico, que es un sentimiento válido, sino desde la certeza de que las obras de arte son únicas e irrepetibles, ya sean concebidas en un lienzo o a través de una pantalla de televisión.
“Pasión y prejuicio”, con la dirección de Eduardo Macías, creó un personaje femenino principal que enfrenta desafíos tanto externos como internos. Brito, junto a su equipo creativo, desarrolló un personaje que, a través del arte, logra superarse y reafirmar su derecho a amar, desear y ser deseada.
A través de esta telenovela, Dianelys Brito aseguró que su nombre quedara en la memoria del gran público, resultado de un arduo trabajo en el medio. Para 1992, año de estreno de la telenovela, la actriz ya había estado involucrada en otro significativo proyecto televisivo en 1988, titulado “Los abuelos se rebelan”, una miniserie que le permitió aprender el valor de la televisión junto a María de los Ángeles Santana, Armando Soler, Gerardo Riverón y Coralita Veloz.
Esa conexión que algunos espectadores sienten al interactuar con un producto televisivo, como si el personaje fuera muy cercano, siempre ha sido transmitida por la actriz cubana. Antes de reinventarse en Estados Unidos, Brito dejó atrás a otra mujer extraordinaria y controvertida: Lucía en “La cara oculta de la luna”. Aunque este rol se centró en apoyar la historia de Leroy (Enrique Bueno), Brito volvió a dar vida a una mujer fuerte, que podría haber sido vista como víctima, pero que ella transforma en un personaje auténtico y creíble.
Hasta cierto punto, las actrices cubanas han enfrentado la tentación de asumir grandes e hiperbólicos papeles femeninos. La rica tradición dramática del arte escénico cubano es notoria, y el hecho de que se haya originado la radionovela como un género también fomenta actuaciones emotivas. No obstante, Dianelys Brito ha optado por imprimir una fuerza interna en cada uno de sus personajes, en lugar de sobreactuar con grandes gestos o expresiones.
En 2010, la actriz tomó la decisión de emigrar a Estados Unidos, donde reinvertir su vida se convirtió en su objetivo principal, algo que ha confesado en múltiples entrevistas. Aunque su reinvención es evidente, su esencia de cercanía y sinceridad permanece intacta. Basta con mirar su perfil de Instagram para ver que gran parte de sus amigos y familiares aparecen en él, y que el teatro ha vuelto a ser parte de su vida, así como la televisión, por medio de su programa en YouTube “Dianelys con pasión y sin prejuicio”, que cada domingo a las cinco de la tarde presenta un nuevo episodio, permitiendo a la actriz compartir de nuevo su amplia sonrisa.
La pasión a menudo se describe como un sentimiento desmedido, profundo y efímero; sin embargo, cuando se experimenta desde el fondo del alma, la pasión se convierte en amor desbordante hacia todos. Y esto es lo que Dianelys Brito ofrece a su audiencia.