El renacer de las manifestaciones de repudio en Cuba | Noticias de Cuba 360

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Foto: Yamil Lage AFP

El dramaturgo Yunior García, al frente del grupo Archipiélago que impulsa una marcha pacífica por el cambio en Cuba, despertó con un acto de repudio frente a su hogar. Esta situación, que él mismo documentó en su cuenta de Twitter, muestra una imagen de varias aves muertas en la entrada de su casa.

“Ayer intentaron asustarnos utilizando a la fiscalía y hoy lo hacen con esto. No se trata de un acto religioso, sino político , un acto de repudio más. Agradezco a mi familia su firmeza, dignidad y fe”, expresó Yunior.

Foto: Twitter de Yunior García

Yunior García ha captado la atención internacional en torno a la situación de Cuba. Debido a su participación en varias protestas pacíficas solicitando libertades al gobierno cubano y su detención durante las manifestaciones masivas del 11 de julio, el artista y activista ha propuesto, junto a otros colaboradores, una marcha pacífica para el 15 de noviembre. Esta acción se basa en un derecho consagrado en la constitución, aunque el gobierno de Díaz Canel ha declarado dicha marcha “ilícita”.

No obstante, el dramaturgo ha afirmado que se manifestará en las calles a pesar de las amenazas del gobierno, que le ha advertido que si lleva a cabo la marcha, podría enfrentar múltiples cargos judiciales.

“La agenda futura de Cuba debe ser una construcción colectiva, una escritura conjunta, resultado de un consenso entre diferentes agendas e ideas. Mi agenda es el pluralismo, esa podría ser mi meta. Aspiro a una verdadera democracia, que es una palabra utilizada, pero para mí significa la participación real de todos los ciudadanos en la vida de su país. Es evidente que en Cuba hay un grupo de cubanos que estamos siendo discriminados, que no se nos permite participar, y que somos estigmatizados y satanizados por el poder. Eso debe terminar”, afirmó Yunior en declaraciones a la prensa internacional durante un encuentro cercano a la Oficina de Atención al Ciudadano de la Fiscalía Provincial de La Habana.

“Sin consignas violentas, sin agresividad, vestidos de blanco, con canciones, llevando flores a Martí y finalizando con el himno nacional, que es el himno de todos. Esa es la marcha que estamos convocando. A quienes fomentan la violencia, les decimos que su principal objetivo debe ser manifestarse en contra de la violencia”, agregó.

El dramaturgo ha sido señalado como “mercenario” y como un individuo al servicio de organizaciones estadounidenses que buscan transformar el sistema político cubano, aunque los medios estatales de la isla no han logrado comprobar tales acusaciones.

En este contexto, ante las amenazas y la falta de pruebas que cuestionen su actividad cívica, se ha dado paso a actos similares al que vivió recientemente. En las redes sociales, la indignación por este acontecimiento ha crecido considerablemente. Muchos usuarios expresan dudas sobre la espontaneidad de este acto, considerando que los alrededores de la vivienda de Yunior están vigilados y es poco probable que alguien se acerque sin ser detectado por la policía. Por ello, algunos opinan que esta acción podría haber sido promovida o apoyada por la seguridad del estado.

Los actos de repudio son parte de las páginas más sombrías de la historia de la revolución cubana. Pocos han olvidado cómo, en los años 70 y 80, se arrojaban huevos a quienes protestaban contra el gobierno o manifestaban sus intenciones de salir del país. Se convocaban a cientos de militantes del partido o de la Unión de Jóvenes Comunistas, quienes salían a gritar consignas revolucionarias y a humillar a cubanos como ellos, pero que mantenían diferencias con el sistema. Fue una era vergonzosa en la que cualquiera podía ser víctima de uno de esos actos de repudio, perpetrados por personas con autorización para intentar humillar a sus compatriotas, muchos de los cuales también emigraron de la isla.

Hoy, una gran parte de los cubanos ha visto con descontento el resurgimiento de estos eventos, que se pensaron superados en el tiempo. Sin embargo, han regresado a la política cubana, con la misma intensidad de antaño, para participar en ataques contra disidentes o aquellos que expresan públicamente su desacuerdo con el gobierno y exigen reformas o libertades que consideran les han sido negadas.

Lo ocurrido este viernes en la casa de Yunior ha sido interpretado tanto por el artista como por cientos de internautas como una muestra del uso de la fuerza y la intimidación ante la falta de voluntad para entablar un diálogo cívico, alejado de difamaciones y acusaciones infundadas, y en el que se respeten todas las diferencias de opinión y posturas políticas.

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