Imágenes: Manuel Larrañaga
No se sabe exactamente cuándo comenzó, pero desde hace un tiempo, un grupo de adolescentes y jóvenes, ya sea en patines, bicicletas o con otros aparatos sobre ruedas, se congrega a lo largo del Paseo del Prado en La Habana Vieja. Su objetivo es exhibir sus habilidades, fortalecer lazos entre ellos y disfrutar de las tardes.
Son jóvenes que llegan con sus patinetas y ropa deportiva a esta arteria céntrica de la capital para plantear nuevos retos o participar en competencias donde demuestran sus destrezas a los transeúntes. Gracias a la práctica de estos deportes, han logrado contrarrestar la inactividad surgida durante la pandemia y mantenerse en forma para evitar que el óxido afecte sus cuerpos. Aunque no es el único lugar de encuentro para estas tribus urbanas que también han enfrentado incomprensiones y reprimendas por parte de las autoridades, se ha convertido en un espacio destacado en los últimos meses.
Los jóvenes llegan solos sobre sus patines o en grupo. Lo más importante para ellos es mostrarse, retar a sus amigos o simplemente disfrutar del tiempo con aquellos que comparten sus conocimientos sobre este deporte y las grandes competencias celebradas a nivel mundial. Muchos sueñan con participar en torneos de alto nivel, a pesar de que las autoridades cubanas miran a los skaters con desdén. Nadie tiene certeza sobre lo que deparará el futuro, pero esa incertidumbre no les agobia. Ellos prefieren vivir el presente, demostrando que día a día mejoran sus habilidades, en una etapa en la que tienen la juventud de su lado y la esperanza de que el tiempo les recompensará con una oportunidad.
En el Paseo del Prado se pueden ver skaters de todas las edades y géneros, junto a jóvenes en BMX y patines. La escena es diversa, pero lo que une a todos es el entusiasmo de decenas de jóvenes que se reúnen para compartir el mismo idioma de la adrenalina, ese que emana de sus ruedas y que da vida a una tarde en La Habana, animada por la valentía creciente de la adolescencia.
Durante la tarde, Cuba Noticias 360 se une a algunos de estos jóvenes deportistas. Ellos realizan sus rutinas solos o acompañados, ya sea en bicicletas o en patines. Se esfuerzan por ofrecer una buena imagen para la cámara y para aquellos que les observan con curiosidad o se preparan en una línea imaginaria para superar a sus compañeros o exhibir nuevos desafíos. También se encuentra un especialista que ha venido a examinar las piruetas de estos jóvenes, quienes coinciden en que lo más relevante es el ejercicio diario y la práctica; el tiempo se encargará de recompensar su esfuerzo.
“En la Isla, el skate es el deporte extremo más visible, junto con el BMX que, desde hace un tiempo, es olímpico. Sin embargo, no siento que esté recibiendo el impulso necesario por parte de quienes dirigen este deporte”, comentó un comentarista deportivo, cuyo nombre prefiero omitir.
El especialista hizo hincapié en la tenacidad de estos jóvenes para entrenar y mantener, como puedan, sus bicicletas o patines, en un país donde es complicado acceder a piezas para repararlos.
“Es necesario reconocer la perseverancia de los skaters en la última década en Cuba, a pesar de la falta de reconocimiento estatal y su vida como nómadas. Lograron establecerse detrás de la Polivalente de Plaza y luego se trasladaron al complejo de la pelota vasca. Afortunadamente, han contado con la solidaridad de practicantes extranjeros, especialmente de Estados Unidos, y específicamente de California. Resalto esto porque en 2028, Los Ángeles serán sede de los Juegos Olímpicos, y habrá skate”, explica.
“La inclusión de disciplinas como el skate, la escalada deportiva y el breakdancing en el programa olímpico de París (los dos primeros ya estuvieron en Tokio) debería motivar al Inder a reconocer oficialmente estas disciplinas y apoyar su práctica. Recuerdo haber visto en Madrid a bomberos enseñando escaladas a niños en diferentes lugares de la ciudad, equipados adecuadamente”, dice el experto.
Los jóvenes continúan con su rutina habitual. Algunos realizan ejercicios con mayor audacia, otros perfeccionan sus movimientos y mantienen la elasticidad de sus músculos. No hay señales de cansancio ni aburrimiento. Todos comparten el mismo deseo de crecer como deportistas, sin pensar que, tal vez, entre ellos se encuentre el skater que en unos años se convierta en el primer campeón olímpico cubano de este deporte, que representa para ellos un camino hacia la libertad.