Foto: Adrián Pupo Ojeda – Facebook
Texto: Hugo León
Adrián Pupo Ojeda, el médico cubano que fue secuestrado en México por grupos criminales hace algunos días, fue liberado por sus captores este fin de semana, según informaron fuentes que han seguido atentamente este caso.
Pupo Ojeda fue objeto de un secuestro en Tapachula, México, mientras intentaba emprender el viaje hacia la frontera con Estados Unidos para ingresar a la nación norteamericana. Al llegar al territorio mexicano, una banda criminal lo capturó, proporcionó pruebas de vida del médico y exigió una elevada cantidad de dinero como rescate.
El caso ganó notoriedad rápidamente porque Dariannis (Dary) Méndez, una amiga cercana del doctor que reside en Estados Unidos, divulgó lo que estaba sucediendo en un esfuerzo por recaudar fondos para alcanzar la cantidad solicitada por los secuestradores a cambio de la liberación de su amigo.
Los raptores se pusieron en contacto con la familia del médico y exigieron un total de 10 mil dólares, que equivale a más de tres millones de pesos cubanos. Fue en ese momento que la amiga del joven médico recurrió a las redes sociales con un conmovedor llamado de ayuda.
Luego de que se logró reunir una parte de la suma exigida, un nuevo contratiempo amenazó nuevamente la vida del médico cubano secuestrado: los criminales afirmaron que el dinero enviado no había llegado a ellos directamente y que torturarían a Pupo si el rescate no se cubría en su totalidad.
Con pocas opciones disponibles, la familia de Adrián se puso en contacto con el periodista cubanoamericano Mario J. Pentón, quien cuenta con decenas de miles de seguidores en redes sociales y cubre temas de actualidad cubana y de inmigración. Tras el llamado de Pentón y el apoyo continuo de otros miembros de la comunidad, llegó la noticia de la liberación del médico.
Las buenas noticias se confirmaron a través de otra publicación de Dariannis Méndez, quien anunció que su amigo había sido liberado y que ya estaba “en un lugar seguro”.
Además, agradeció a todos los que realizaron donaciones para la causa, explicando que fue gracias a esos fondos que se pudo pagar a los captores y asegurar su traslado a un lugar seguro hasta que pueda llegar a Estados Unidos.
El caso de Adrián resalta un tema delicado que es una consecuencia de la emigración ilegal desde Cuba hacia Estados Unidos: en mayor o menor medida, todos los cubanos que han emprendido las distintas rutas hacia la frontera estadounidense han puesto en riesgo sus vidas.
Ya sea aventurándose a los peligros del mar en una balsa, lancha o embarcación rudimentaria, o siguiendo las amenazadoras rutas centroamericanas donde los coyotes, las bandas criminales e incluso la policía corrupta pueden truncar sus sueños, miles de cubanos han vivido experiencias profundamente traumáticas y han compartido sus relatos al llegar a Estados Unidos. Otros, menos afortunados, no han sobrevivido para contar su travesía.