Foto: Gianni Cipriano | The New York Times
Giorgia Meloni, de 45 años y líder del partido neofascista Fratelli d’Italia, ha triunfado en las elecciones en Italia, lo que significará que el país tendrá, por primera vez en su historia, a una mujer como primera ministra.
Meloni logró captar el 26% de los votos, multiplicando por seis sus resultados de hace cinco años, en unas elecciones marcadas por una elevada abstención.
Este lunes por la madrugada, la vencedora salió a expresar su agradecimiento y prometió gobernar para todos. También hizo un llamado a la unidad del pueblo, afirmando que “a partir de mañana debemos demostrar nuestro valor. Es el tiempo de la responsabilidad.”
Meloni agradeció a los líderes de los partidos de derecha con los que logra una mayoría absoluta, por lo que medios internacionales prevén que el presidente italiano, Sergio Mattarella, procederá a encargarle la formación del nuevo gobierno.
La alianza entre Meloni, el nacionalista Matteo Salvini y el conservador Silvio Berlusconi obtuvo el 43% de los votos, lo que les otorga una mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
Según la cadena española SER, “Fratelli d’Italia es el partido más votado con un 26%, con un espectacular aumento respecto a las elecciones anteriores, en las que obtuvo un 4,3%. Este crecimiento se debe a Meloni, quien ha sido la única oposición al gobierno anterior de Mario Draghi y simboliza el cambio mejor que ningún otro político italiano, al ser joven y mujer, aunque el feminismo no esté entre sus principales luchas.”
El Partido Demócrata de centro-izquierda, heredero del Partido Comunista Italiano, junto a sus aliados, alcanzó aproximadamente el 26%, mientras que el Movimiento 5 Estrellas, que había ganado la mayoría de votos en las elecciones parlamentarias de 2018, vio reducida a la mitad su representación, quedando cerca del 15% de los votos.
La participación electoral alcanzó un mínimo histórico del 64%, y según algunos sondeos, muchos electores decidieron no votar como forma de protesta. Este porcentaje representa una diferencia de nueve puntos con respecto a 2018, cuando la participación fue del 73%.
Este lunes por la mañana, Meloni intentó en su discurso presentar una propuesta unificadora, señalando que finalmente los italianos habían podido elegir a sus líderes con precisión.
Si se confirman los resultados de los sondeos a pie de urna, el nuevo gobierno italiano liderado por Meloni enfrentará grandes retos.
En primer lugar, según la agencia española Colpisa, deberá hacerse cargo de un país envejecido, “con una curva demográfica que está en caída libre y que provocará que, para 2050, se reduzca a la mitad la población en edad laboral y haya cinco millones menos de habitantes.”
En el ámbito económico, Italia tiene una deuda pública que supera el 150% de su PIB, uno de los niveles más altos entre los países desarrollados. Además, las empresas y las familias ya están sufriendo las consecuencias de la crisis energética y la inflación, que alcanzó el 8,4% el pasado agosto.
En el aspecto político, Meloni tendrá que lidiar con la inestabilidad crónica del país, donde los gobiernos tienen una duración media de poco más de trece meses.
Asimismo, aumentan las preocupaciones de que los números estuvieran peligrosamente cerca de alcanzar dos tercios del Parlamento, lo que les permitiría modificar la Constitución sin consenso.
Si la coalición de derechas logra finalmente obtener las dos terceras partes de los escaños, podría iniciar la reforma constitucional que Meloni anhela, para establecer un régimen republicano semipresidencial y reducir la influencia del Parlamento, buscando así una mayor estabilidad en el ejercicio del poder.