La celebración de los preservativos anticipa… ¿qué?

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Foto: Roy Leyra

Texto: Amanda Montesinos

“No hay por ninguna parte”, comenta Mariela, de 36 años, mientras espera en la fila de la farmacia de su barrio. “Soy madre y no solo me preocupa cómo protegerme de un embarazo no deseado en este momento, sino también cómo puedo enseñar a mi hijo sobre una sexualidad responsable, cuando actualmente un preservativo solo se consigue en el mercado negro a precios exorbitantes”.

En varios grupos de compra en WhatsApp y Telegram se pueden ver anuncios de este tipo: “Los condones de sabores y con relieve cuestan 60.00 CUP la cajita que trae 3 unidades”. En los puntos de venta informales, como los merolicos en Playa o Centro Habana, cada preservativo, que normalmente se vendería en farmacias a un peso por tres unidades, se oferta entre 10 y 20 pesos.

Como diría un hombre que escuchó el precio cuando pregunté: “Hasta `el palo` se ha vuelto carísimo en La Habana”. En toda Cuba, le aclaro. La necesidad de pañales desechables y compotas para bebé probablemente resulte más asequible. ¿Se imaginan tener relaciones sexuales protegidas todos los días? Al menos, intenten imaginarlo.

El condón es, dicho de manera sencilla, uno de los métodos anticonceptivos más justos que existen. Mientras que las mujeres solo son fértiles aproximadamente cinco días al mes, los hombres lo son cada día durante su vida fértil. Sin embargo, la mayoría de los métodos anticonceptivos afectan el cuerpo de las mujeres: dispositivos intrauterinos, pastillas, inyecciones, etc.

La carga de los efectos secundarios recae sobre los cuerpos que tienen una ventana de fertilidad más limitada y una mayor responsabilidad en el desarrollo y crecimiento del feto. Si no hay condones disponibles en el país, las prácticas sexuales desprotegidas se volcarán a cubrir el vacío, y las consecuencias tendrán un impacto mucho más severo en las mujeres.

Y esto es solo hablando de planificación familiar. Ningún otro método anticonceptivo protege contra infecciones de transmisión sexual (ITS). Por otro lado, no veo a nadie atreviéndose a hablar de abstinencia, especialmente a jóvenes y adolescentes, salvo en círculos religiosos que así lo planteen.

“Ahora ni pan, ni circo”, dice una mujer a las afueras de una farmacia en el barrio del Casino Deportivo.

Ni fiesta, ni condones

La falta de estos profilácticos no es algo nuevo. Desde hace varios años se han reportado oleadas de escasez del producto. En 2018, cuando la ausencia de condones aún no era crónica, un especialista de la empresa de suministros médicos en Cienfuegos afirmaba a la prensa que la entrega se mantenía estable y había un stock suficiente, sugiriendo una posible disminución en la compra por parte de los clientes.

En cualquier caso, la falta de preservativos en el país no se debe a “los impactos negativos” de la pandemia, aunque esta pudiera haber sido un factor agravante. El último gran aumento en la falta de condones comenzó a ser reportado en los medios desde febrero del año pasado.

Un reportaje publicado por la revista Alma Mater sobre esta evidente escasez explicaba que Cuba no produce preservativos. Estos profilácticos son importados (principalmente desde países asiáticos, donde la Isla negocia la fabricación de marcas como Momentos y Vigor) y se distribuyen en farmacias, o provienen de donaciones de organismos internacionales de salud, que se ofrecen en consultas y programas de ITS.

En agosto de 2020, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) donó al país más de medio millón de preservativos. Sin embargo, satisfacer la demanda de anticonceptivos en un país no es algo que se pueda lograr únicamente con donaciones.

El periódico Escambray reportó en noviembre pasado que en la provincia, durante septiembre, solo se había vendido el 5 % del plan mensual de preservativos. El 5 %. Todo esto sin que la Empresa de Suministros Médicos (EMSUME) o alguna otra entidad ofreciera una respuesta contundente.

“Se trata de un tema que actualmente está en trámite, es decir, ya en proceso de solución y distribución desde su punto de origen en China y otros proveedores internacionales”, indicó Francisco González Quintero, director de la entidad en Sancti Spíritus, al periódico.

Tampoco le sirve a un país elevar su tasa de natalidad, que ha sido particularmente baja en Cuba por años, cuando estos nacimientos no son planeados o deseados. Estos a menudo resultan en interrupciones, como el aborto, lo que también recarga el ya vulnerable sistema de salud pública.

El incremento de las ITS no es un asunto menor. Se acerca a la crueldad. Medios como Cubanet y ADN Cuba han publicado historias que vinculan el aumento de infecciones de transmisión sexual en ciertas comunidades con la escasez de preservativos.

Aunque aún no existe evidencia concreta al respecto, la asociación resulta totalmente lógica. Una doctora entrevistada en Mayabeque este febrero afirma: “Durante varios meses, la demanda ha sido mucho mayor que la oferta, y esto ha generado un importante aumento de ITS. La gonorrea, el virus del papiloma humano (VPH) y el VIH han ido en aumento”.

“No han llegado condones a esta unidad en más de un año”, señala la dependienta de una farmacia en la avenida 51. No pasa un día sin que al menos una persona pregunte si hay disponibilidad. “Qué situación tan complicada con esto de los preservativos. Lo peor son las ITS y la falta de antibióticos en los hospitales en este momento. Es muy grave”, añade una joven que se encuentra en la larga cola, ya habitual en estos puntos.

Aquel tiempo en que hasta los niños usaban preservativos para hacer globos o “bombitas” de agua (en el mejor de los casos) parece ahora salido de una novela de ciencia ficción. Ahora, en tiempos de pandemia, sería necesario llevar no solo preservativos, sino también un test de Coronavirus en la cartera. Pero ni lo uno, ni lo otro.

Sencillamente, dimos por sentado que los preservativos siempre estarían, literalmente, a nuestro alcance. Es muy crudo. Éramos felices y no lo sabíamos.

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