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Emmanuel Macron, el presidente de la República Francesa, realizó recientemente una serie de declaraciones al diario Le Parisien que han acaparado la atención de los principales medios nacionales e internacionales, generando así un torrente de comentarios de usuarios de todo el mundo y dejando tras de sí un país más polarizado.
Al referirse a las acciones que tomaría el gobierno francés en respuesta al aumento de casos causado por la variante ómicron, el mandatario expresó sus deseos personales hacia aquellos que aún no han recibido las dosis necesarias de la vacuna contra el Covid-19, a quienes denominó «la estrategia». “Tengo muchas ganas de fastidiar a los no vacunados”, fueron las palabras de Macron, que podrían tener un impacto considerable en su futuro político, especialmente en el contexto electoral en el que se encuentra. Aunque muchos dan por segura su reelección, el movimiento antivacunas ha reaccionado con furia en su contra.
En la actualidad, cerca de cinco millones de franceses no se han administrado ninguna dosis de la vacuna contra la COVID-19. La nación, que se enfrenta a la quinta ola de contagios, ha decidido implementar un pasaporte sanitario, el cual se tornará más restrictivo en las próximas semanas, tal como también informó el presidente francés. Una de las propuestas de Macron -un proyecto de ley que debe recibir la aprobación del Parlamento- consiste en que los ciudadanos mayores de 12 años que no estén vacunados no puedan acceder a restaurantes, bares, museos, gimnasios, cines ni utilizar ciertos medios de transporte, incluso si presentan una prueba de diagnóstico negativa de menos de 24 horas.
A tres meses de las elecciones presidenciales, ¿estará Macron transmitiendo un mensaje de carácter sanitario-social o también político?
