Autor: Alejandro Varela
Antes de cerrar con un toque de suspenso, el boxeador Andy Cruz culminó de manera espectacular la participación cubana en Tokio 2020 durante la madrugada de este domingo. El talentoso atleta de Matanzas cumplió con las expectativas y se llevó la medalla de oro que muchos expertos ya le habían pronosticado, consolidando así en cuatro el total de títulos del equipo nacional y en siete el medallero general de la delegación.
Esta cosecha dorada, que incluyó además tres medallas de plata y cinco de bronce, posicionó a Cuba en el lugar 14 del medallero por naciones, marcando su mejor desempeño en los Juegos Olímpicos desde Atenas 2004. Este resultado es aún más notable teniendo en cuenta que, por primera vez en más de seis décadas, la representación cubana no superó los 70 deportistas.
Sin embargo, a pesar de haber superado las expectativas, no se puede calificar como un éxito rotundo la actuación de Cuba en la capital japonesa. Varios deportes y atletas no lograron cumplir con las expectativas, y las lesiones afectaron las posibilidades de obtener mejores resultados en otros casos. También se notó la falta de deportes de equipo, a excepción de la pareja femenina de vóley playa.
#Cuba finalizó en el puesto 14 del medallero Olímpico #tokyo2020 con 7🥇, 3 🥈 y 5 🥉.
En América, 🇨🇺 ocupó el cuarto lugar, detrás de 🇺🇸, 🇨🇦 y 🇧🇷.
Gracias y felicidades al deporte cubano por tantas alegrías. pic.twitter.com/Hd2NLRNvqs
— Embacuba_Canada (@EmbacubaCanada) 8 de agosto de 2021
Con Estados Unidos, Canadá y Brasil delante en la clasificación final por naciones, se puede vislumbrar lo que le depara a Cuba en el próximo ciclo olímpico, acortado a solo tres años debido al retraso de Tokio 2020 por la pandemia de COVID-19. La próxima etapa del deporte cubano se enfocará en recuperar la hegemonía en la región durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe, programados para el verano de 2023 en Panamá, y poco después, con un objetivo aún mayor, en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, que se celebrarán en octubre de ese mismo año.
Estos son retos nada fáciles, especialmente considerando lo que ocurrió en competencias regionales recientes, donde el retroceso de las delegaciones cubanas fue evidente. La crítica situación económica de Cuba, que se espera que empeore a corto y mediano plazo, complicará aún más la mejora de los resultados anteriores y obligará a las autoridades deportivas a romper antiguos esquemas y facilitar la incursión de los atletas cubanos en el ámbito internacional.
Estos aspectos marcan algunas de las luces que guiarán el camino de Cuba hacia París 2024, unos Juegos Olímpicos donde muchas de las figuras que brindaron las mayores alegrías en Japón probablemente ya no estarán, como es el caso de Mijaín López, la judoca Idalys Ortiz y el boxeador Roniel Iglesias, por mencionar solo tres ejemplos. Ahora es tiempo de celebrar, por supuesto, pero el sabor de la victoria no debe opacar una realidad que ha golpeado al deporte cubano durante más de una década.
– Andy Cruz, boxeo (63 kilogramos) Hasta el mismo matancero se llevó un gran susto mayor del que cualquiera pudiera haber anticipado frente a un rival conocido al que había derrotado en tres ocasiones previas. El estadounidense Keyshawn Davis, a pesar de estar al tanto de la superioridad de su oponente, no facilitó el combate y buscó invertir la historia entre ambos, incluso estuvo cerca de lograrlo. Andy dominó el primer asalto gracias a los mejores golpes en un round poco productivo para ambos. Sin embargo, el norteamericano ganó el segundo asalto de manera unánime, sorprendiendo al cubano y obligándolo a dar lo mejor de sí en los últimos tres minutos. El Bailarín mostró su mejor repertorio y conectó lo necesario para que los cinco jueces lo declararan ganador, asegurando así la medalla de oro con un fallo final de 4-1. Un triunfo con emociones intensas, pero que se disfruta aún más, cerrando la participación cubana en los Juegos de la XXXII Olimpiada con el mejor sabor posible.
