Como erradicar el agresivo comportamiento en niños pegones

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Un pellizco, una patada, un mordisco, una bofetada, escupir, los niños reaccionan con estas conductas agresivas en muchas ocasiones. A veces se les escapan estos gestos de forma accidental y otras de forma sistemática convirtiendo a los pequeños en niños pegones.


En el entorno del niño, ya sea el colegio, el parque, en reuniones familiares, existen muchas situaciones donde aparecen estos comportamientos. Nuestro hijo pega cuando un amiguito le quita un juguete; o pega a los padres cuando no responden a sus deseos o le privan de algo que quiere; o le pega a un compañero de clase porque quiere sus pinturas y no se las deja. Saber reaccionar ante ello es responsabilidad de los padres para erradicar y frenar este tipo de comportamientos.


Niños de 2-4 años.


Cuando los peques tienen dos, tres o cuatro años pegan como un recurso que ha aprendido de forma involuntaria de los amigos o de los propios padres. El niño entiende que ese gesto agresivo le reporta algunos beneficios, en otras palabras cree que reprendiendo va a conseguir lo que quiere. Tal es el caso que si quiere el juguete de otro niño y comprueba que pegándole lo consigue, entenderá que es un acto que debe seguir haciendo.


Una forma de frenar esta actitud en los peques es suprimir las consecuencias positivas que se derivan del acto de pegar. Por ejemplo si desea el juguete de otro niño y le pega, lo recomendable es evitar que lo consiga, se le puede recomendar que espere su turno o que se lo pida a los padres; si golpea a los padres, es necesario desviar su atención y responder con caricias y mimos.


Si el niño es capaz de comprobar que llamándonos o mostrando sus juguetes obtiene una mayor respuesta y más positiva que pegándonos, dejará de hacerlo. Pero si es el caso y otros niños le pegan, es recomendable decir que es una conducta incorrecta y se intentara razonar con ellos para alejarlos de la situación.


Las acciones negativas.


Las rabietas, escupir, dar patadas o un mordisco son conductas explosivas del niño que suelen desaparecer a partir de los cuatro años y medio. Es una edad en la que los niños prefieren pedir ayuda a un adulto para resolver sus conflictos antes que pelearse.

Es muy recomendable que los padres gestionen la agresividad infantil eso sí, sin mostrar ansiedad y mucho menos agresividad, deben ser capaces de contextualizarla y de intentar comprender sus causas para reaccionar con inteligencia educativa. Si a partir de los cuatro años y medio, el niño sigue lanzando mordiscos y arañazos con frecuencia es conveniente consultar a un profesional.

 Cómo prevenir la agresividad en los niños.
Es muy importante, que los padres sepan reaccionar con prontitud y de forma coordinada ante las primeras señales de sus hijos ser niños pegones.


Edades más avanzadas.


En el caso de las edades más avanzadas, golpear puede ser el resultado de una válvula de escape para conducir la ira acumulada ante una frustración que el niño no sabe resolver. En tal caso la opción es actuar sobre estas consecuencias erradicándolas de forma positiva o desviando su atención.


Ya llegada la adolescencia se pueden desencadenar ciertas conductas agresivas cuando los chicos perciben situaciones que creen que van a ser permanentes y sienten que no disponen de recursos para cambiarlas. En este caso, hay que identificar el origen de esa frustración y dotarle de recursos para afrontarlo.

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