El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció este miércoles su primer discurso como líder del país ante la Cámara de Representantes y el Senado.
Por supuesto, algunos de sus mensajes se centraron en el notable progreso de la campaña de vacunación contra la COVID-19, donde se han administrado más de 200 millones de dosis.
“La economía ha generado más de 1,3 millones de nuevos empleos en 100 días. Más empleos en ese período que cualquier otro presidente”, explicó el representante demócrata durante su alocución. Además, se refirió a la disparidad salarial: “Necesitamos asegurar una mayor equidad y oportunidades para las mujeres… Ha pasado demasiado tiempo”. También condenó el supremacismo blanco al calificarlo de “terrorismo”.
Después de cuatro décadas persiguiendo el cargo más alto de la nación, es importante recordar que Biden asumió la presidencia en medio de una pandemia mortal y una crisis económica que obstaculizaban el cumplimiento de cualquier tarea tradicionalmente considerada como parte de su labor.
Según The New York Times, el discurso tuvo un tono optimista y fue ambicioso en el alcance de las propuestas de Biden. Dirigirse a una sesión conjunta del Congreso se considera un rito sagrado de la presidencia de Estados Unidos.
“Estados Unidos está en marcha de nuevo”, afirmó Biden en una de las frases más impactantes de su discurso. Aunque esta alocución no se asemejó a las del pasado, con más sillas vacías en la audiencia que rostros cubiertos por mascarillas, el aspecto más notable no tuvo que ver con las precauciones contra el coronavirus; por primera vez en la historia, dos mujeres se sentaron en el estrado detrás del podio presidencial.
Hablamos de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en dos posiciones destacadas, que sirvieron como un recordatorio de las fracturas en el techo de cristal político y de la transformación del Partido Demócrata.
Biden dejó claro que su ambición es ser algo más que un personaje en los libros de historia cuyo mayor logro fue desplazar a su predecesor y delineó propuestas para ampliar la licencia familiar, el cuidado infantil, la atención sanitaria, y la educación preescolar y universitaria para millones de ciudadanos. Si se aprueban sus audaces planes, podría convertirse en una figura transformadora en la historia de Estados Unidos.
Calificó su plan de infraestructuras de dos billones de dólares como una “inversión única en una generación en Estados Unidos”, enfatizó. “El Plan de Empleo Estadounidense representará el mayor aumento en investigación y desarrollo no relacionado con la defensa que se haya registrado”, añadió luego.
Un aspecto clave se centró en la actual crisis sanitaria, destacando que ha superado su meta de 100 millones de vacunas durante sus primeros 100 días. “Hoy en día, el 90 por ciento de los estadounidenses vive a menos de ocho kilómetros de un centro de vacunación”, mencionó, señalando que todos los mayores de 16 años son ahora elegibles para recibir la vacuna.
“Las muertes de personas mayores a causa de COVID-19 han disminuido un 80 por ciento desde enero”, destacó en ese contexto.
Biden continuará con sus planes de gasto de 6 billones de dólares, a pesar de no recibir ningún voto de apoyo republicano en el Congreso. Ante esto, la respuesta del senador Tim Scott, republicano por Carolina del Sur, no tardó en llegar, tratando de retratar a Biden como un líder divisorio.
“Un presidente que prometió unirnos no debería impulsar agendas que nos dividen”, expresó, y describió el plan de infraestructuras como una “lista de deseos liberales” que incluía “los mayores aumentos de impuestos que perjudican los empleos de una generación”.
Como era de esperar, se notaron algunos guiños al bipartidismo en una noche en la que republicanos y demócratas hablaban sin prestarse atención, dirigiéndose a realidades y públicos diferentes.