La desinformación, una amenaza para la vacunación | Cuba Noticias 360

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Texto: Darcy Borrero

En entrevistas llevadas a cabo por especialistas en psicología de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) entre octubre de 2020 y febrero de 2021, a aproximadamente 200 inmigrantes de Latinoamérica y el Caribe, los medios locales informan que el 74% de los participantes manifestó comprender que vacunarse es una acción colectiva para prevenir la propagación del virus, y cerca del 70% indicó que planea vacunarse para proteger a sus familias.

Los encuestados en este estudio —que aún no ha sido publicado— son principalmente migrantes de Cuba, Colombia, Honduras y Nicaragua que han residido más de diez años en esta región sur de la Florida.

A pesar de que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) han declarado que las vacunas contra el COVID-19 son seguras y efectivas, en el grupo de participantes del estudio de FIU, así como entre los residentes de Miami Dade, hay una corriente de escepticismo.

De acuerdo al mismo medio, el equipo de FIU no obtuvo datos oficiales sobre las razones por las cuales algunas personas optan por no vacunarse; sin embargo, Miguel Cano, uno de los organizadores del estudio, mencionó que la razón más común que escuchó como entrevistador fue que habían recibido información negativa sobre la vacuna.

La influencia de grupos paranoicos y de teorías de conspiración parece tener su impacto en esta situación: es común escuchar entre amigos y conocidos la creencia de que la vacuna podría incluir un chip para controlar a la población.

Por otro lado, algunos latinos expresan su intención de vacunarse, pero que lo harán en un plazo mínimo de ocho meses para permitir que las vacunas estén más consolidadas. Esta postura se basa en los acontecimientos recientes relacionados con la vacuna de una sola dosis de Johnson & Johnson, cuyo uso fue suspendido por las autoridades federales mientras se investigaban casos de coagulación sanguínea y el fallecimiento de varias personas.

De igual manera, el uso de la vacuna de AstraZeneca fue detenido en diferentes países europeos, donde se reportaron varios casos de desarrollo de coágulos.

La doctora Aileen Marty, especialista en enfermedades infecciosas en FIU, comentó al Nuevo Herald que se están haciendo conclusiones apresuradas, dado que son pocas las personas que han desarrollado coágulos en comparación con los millones que han recibido la vacuna de AstraZeneca y la de Johnson & Johnson.

La doctora aconseja a aquellos que están considerando la posibilidad de vacunarse que ponderen los beneficios frente a los riesgos. “Que se planteen cuáles son los riesgos a largo plazo de una infección por COVID, así como del riesgo de hospitalización y de fallecimiento”, se indica en el artículo. “Luego, comparen los riesgos y beneficios de la vacuna, y es fácil ver que la vacuna gana”, cita el Herald.

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