Francisco: el Papa que disfrutaba del tango, preparaba pizza y dormía «profundamente»

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Foto: GYG Studio | Shutterstock

¿Qué tienen en común un hincha de San Lorenzo, un bailarín de tango y un químico amante de la poesía? La respuesta es simple: Jorge Mario Bergoglio, papa Francisco. Durante sus doce años de pontificado, rompió moldes y protocolos, dejando un legado que trasciende las paredes del Vaticano. A continuación, se presentan doce facetas poco conocidas del pontífice, cuya autenticidad transformó la imagen de la Iglesia católica desde el primer día.

No quería ser Papa… y lo admitió sin rodeos

Tras su elección, un estudiante le preguntó si siempre había deseado ser papa. Su respuesta fue directa: “No quise. Una persona que quiere ser papa no se ama a sí misma. Dios no lo bendice”. Esto lo decía quien asumió el mayor liderazgo espiritual del mundo con una maleta modesta y sin discursos preparados.

Elegió llamarse Francisco por una razón clara

Fue el primer pontífice en adoptar el nombre de San Francisco de Asís. Este gesto estaba cargado de un mensaje profundo: humildad, pobreza, amor por los excluidos y defensa del medio ambiente. Con ese nombre, dejó en claro que su papado no estaría rodeado de lujo, sino de un compromiso con “la casa común”.

De la bata de laboratorio al solideo papal

Antes de convertirse en sacerdote, estudió Química en Buenos Aires. Esa formación científica influyó en su manera de pensar: estructurada, analítica y concreta. Incluso pasó un breve período en el Colegio Militar. Sin embargo, la vocación le cambió el rumbo.

Futbolero hasta el último día

Nunca ocultó su pasión por el fútbol y su amor incondicional por San Lorenzo de Almagro. En audiencias, aparecía con la camiseta del club y, sobre el deporte, expresaba: “Es el más bonito del mundo, pero se juega en equipo. No hay que ‘morfar’ la pelota”.

“Pata dura” en el arco

De joven, jugaba de arquero. Según sus propias palabras, era tan torpe con los pies que lo enviaban directamente al arco. “Me llamaban el ‘pata dura’, pero ahí me defendía más o menos bien”, recordó con tono jocoso. Un portero con vocación espiritual.

Bailaba tango en su Buenos Aires natal

Disfrutaba de las milongas, de Carlos Gardel y de la poesía del 2×4. Aunque nunca fue un bailarín profesional, el tango era una parte integral de su identidad porteña. En sus palabras y gestos, ese ritmo nunca dejó de resonar.

El Papa que vivió en Santa Marta

Pudo haberse instalado en el lujoso Palacio Apostólico, pero optó por vivir en la sencilla residencia Santa Marta. Compartió pasillos y comedor con curas y trabajadores del Vaticano. Un gesto firme contra el boato eclesiástico.

Lector apasionado y admirador de Borges

Leía a Baudelaire, amaba el Martín Fierro, y hasta dictó talleres de escritura. En su juventud, envió cuentos escolares a Jorge Luis Borges, quien no solo los elogió, sino que viajó en colectivo a Santa Fe para dar clases, invitado por el joven Bergoglio.

Cocinero por necesidad, pizzero por pasión

Cuando su madre enfermó, tomó las riendas de la cocina familiar. Preparaba comidas sencillas y pizzas caseras. Decía con humor: “Nunca envenené a nadie”. La cocina, al igual que la fe, era parte de su vida cotidiana.

Dormía como un tronco

En medio de terremotos o durante viajes oficiales, afirmaba que dormía “como un tronco”. Con solo seis horas de sueño, su energía parecía inagotable. “Quizás eso ayuda a la salud”, solía comentar con su característico tono.

Del autobús papal a la Harley subastada

Rechazó la limusina tras ser elegido Papa y regresó en autobús con los cardenales. Después, recibió una Harley-Davidson… y la subastó. Recaudó más de 350.000 dólares para personas sin hogar en Roma. Coherencia entre palabras y acciones.

Una vida salvada por un naufragio

Su padre iba a emigrar en el buque Principessa Mafalda, pero no logró vender sus muebles a tiempo. El barco naufragó y murieron más de 300 personas. Esa demora le salvó la vida y, según Francisco, lo llevó a nacer en Buenos Aires. “Por eso estoy ahora aquí”, escribió en Esperanza, su autobiografía.

🕊️✝️ Entre los logros destacados del #PapaFrancisco se encuentran: la encíclica papal ‘Laudato si’, que aborda el cambio climático y la gestión ambiental; los esfuerzos para fomentar la unidad entre católicos, no católicos y no cristianos; las disculpas históricas a los… pic.twitter.com/jajlDKgd4H

— La Jornada (@lajornadaonline) April 21, 2025

Convirtió el gesto sencillo en un mensaje poderoso. Habló de política, migración, justicia social, pero también de fútbol, cocina, poesía y afectos. Con su fallecimiento, se cierra una etapa marcada por la autenticidad, dejando el retrato de un pontífice que no necesitó tronos ni anillos para ser escuchado.

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