Los críticos de arte califican como un fracaso rotundo el resultado de la subasta de una obra de Alexis Leyva Machado, conocido como Kcho, que fue presentada al público en Estados Unidos como parte de la colección de arte contemporáneo del filántropo Howard Farber.
La obra en cuestión es la escultura Luz propia, creada en 2007 y que mide aproximadamente tres metros. Su valor estimado al inicio de la puja oscilaba entre 40,000 y 60,000 dólares, pero se vendió por la irrisoria suma de 7,560 dólares, según informes de prensa.
Este notable revés podría, según la curadora y crítica de arte Elvia Rosa Castro, atribuirse a la ausencia de Barbara Gladstone, habitual apoyo del artista cubano, así como a fallas en sus estrategias de promoción y a la sobreabundancia de obras “made in Kcho” accesibles para el público, lo que ha restado atractivo y prestigio a su trabajo.
A pesar de la sorprendente disminución del valor de la obra de Kcho, Castro menciona que no es motivo de alarma, ya que considera que la subasta es solo el nivel más elitista del mercado del arte, pero no el único.
“En las pujas pueden existir intereses institucionales (como un museo que considere una pieza clave para su colección), coleccionistas serios en busca de ciertos tipos de obras, y también factores puramente irracionales, como el capricho o el deseo de alguien de validar públicamente una colección o un apellido”, explica.
La combinación de estos factores influye considerablemente en el éxito o fracaso de un artista en el mercado del arte; por esta razón, las subastas recientes en Christie’s y Phillips evidencian un desgaste progresivo de la obra de Kcho.
De acuerdo con los resultados de estas subastas, otros artistas cubanos están disfrutando de un mejor momento, ya que obras de creadores como Roberto Fabelo, Umberto Peña, Yoan Capote, Belkis Ayón y Tania Bruguera se vendieron por montos significativamente superiores a sus estimaciones, según datos proporcionados por Christie’s y Phillips.
El conjunto subastado pertenecía al filántropo Howard Farber, considerado uno de los más grandes coleccionistas de arte cubano contemporáneo.
A partir de 2001, cuando visitaron La Habana, Farber y su esposa establecieron vínculos con artistas locales y con Abelardo Mena, curador del Museo Nacional de Bellas Artes, lo que llevó a la creación de una fundación y un sitio web dedicado a promocionar lo mejor del arte cubano contemporáneo.
Según reportes del blog Señor Corchea, enfocado en las artes visuales, la familia Farber ha contribuido con significativas sumas de dinero a la promoción y visibilidad de artistas cubanos en varios eventos culturales, particularmente en Nueva York.
La decisión de subastar parte de esta colección privada permitirá que los círculos más exclusivos del consumo de arte tengan acceso a obras de artistas cubanos, las valoricen y las legitimen. Esto también podría desestabilizar la reputación de más de un artista consagrado, tal y como ha ocurrido en esta ocasión con la Luz propia de Kcho.