Desde hace mucho tiempo la fantasía de seguridad se rompió. Tener una urgencia y proceder a llamar al 106 es lo mismo que no hacer nada. A la Policía Nacional Revolucionaria no le importa garantizar tu seguridad o la de tu familia. Lamentablemente, los cubanos están expuestos a lo peor.
Es verídico, los habitantes de la isla están cansados, cansados de los maltratos, de los hostigamientos, de los castigos y de las ofensas, por parte de los organismos de la revolución que con tanta inspiración los pintan como un símbolo de protección y de seguridad.
Parecieran ser un ejército de ocupación. La PNR está paranoica, como si se tratara de estar en territorio enemigo y cualquiera que tenga si quiera la mínima intención de hacer algo fuera de su agrado, recibe todo el peso de lo que según ellos es “ley”.
Esta dichosa y protegida PNR es cada vez más temida y odiada. Manipulados como títeres, con el cerebro lavado, creen que son la mismísima ley y no simplemente un agente garantizador de ella.
Podríamos pensar que la policía está al servicio del pueblo, como en cualquier país normal, que están ahí a la espera de un llamado para garantizar el orden y velar el cumplimiento de los Derechos Humanos de cada persona… Pues la Policía Nacional Revolucionaria hace mucho tiempo dejo eso atrás.
Entérate de lo último: El régimen cubano censura a Cuballama sin dar una explicación
La Policía Nacional Revolucionaria no ayuda a nadie

Hace unos días conversaba con un colega sobre las injusticias de la vida, entre tanta charla, me contó una situación que le había ocurrido unas semanas atrás.
El lleva una vida muy activa en muchas de las organizaciones promulgadas por la revolución cubana, es presidente de el Comité de Defensa de la Revolución en su cuadra, además pertenece a la Unión de Jóvenes Comunistas, entregado a su vocación y a su pueblo.
Pero, como a toda persona que vive en “revolución”, le tocó vivir en carne propia los atropellos que sufren los cubanos día a día por parte de la Policía Nacional Revolucionaria.
Comienzo la historia.
Unos compañeros de mi colega tuvieron un encuentro de manos donde uno de ellos salió herido. Por ahora, se encuentran en la espera de un juicio para que dicten las sanciones que corresponden.
Lamentablemente, la familia del herido decidió tomar la justicia por sus propias manos, algo que el jefe del Consejo Popular del sitio estaba al tanto.
La primera vez ocurrió de madrugada. El otro muchacho estaba con su madre, en camino hacia una revisión médica y el padre del chico herido junto a otra persona lo agredieron físicamente. A partir de ahí, el hostigamiento fue constante.
La segunda vez, mi colega estuvo presente. El muchacho se encontraba en el despacho del CDR, realizando papeleos para la alimentación de su hogar. Debajo del edificio, se reunió el padre del chico afectado junto a un grupo de personas, esperando para propinarle una paliza.
El muchacho se demoraba en bajar, lo que hizo que el padre del otro chico perdiera la paciencia y realizara un escándalo público en frente del CDR. Todo indicaba que el compañero iba a pasar la noche en el sitio donde se encontraba.
La llamada que no sirvió.
Cuando comienza el escándalo, el padre del joven cita a los residentes de cerca y al muchacho para que diera la cara. Mi colega, procedió a llamar de emergencia al 106, explicó la situación y su posición ante los hechos.
El oficial le preguntó si el jefe del sector tenía conocimiento sobre la situación, a lo que el respondió que, desde la primera agresión por parte del padre del lesionado, el jefe estaba enterado y la problemática continuó a pesar de eso.
El policía le respondió que llamaría al jefe del sector para informarle que mi colega había dicho que el no hacia su trabajo. Seguidamente, el oficial le dice que esa situación no es su problema, que resuelvan ellos.
Mi colega insistió y el oficial se burló de él. El funcionario le dijo que no era su problema ya que aún no había lesión alguna, que procediera al día siguiente a reportar la situación con el jefe del sector y colgó.
IMPORTANTE: Cuba caminó a una inminente unificación monetaria
Sin nombre, sin explicación
Una vez más, mi colega llamó al 106 de la Policía Nacional Revolucionaria para preguntarle el nombre del oficial que con tanta ofensa lo trató. El oficial le dijo que el no le debía explicaciones. Insistió en obtener la identificación, pero una vez más, el funcionario con voz fuerte, dijo que no y colgó.
Sin nombre, sin una explicación, con una situación que pudo agravarse en cualquier momento, la «Policía Nacional Revolucionaria» no hizo nada.
Estar seguros o por lo menos sentirse seguros en la isla de Cuba ya no es una posibilidad.
No puedo evitar preguntarme si en vez de ser un muchacho indefenso ante una “pandilla” el que solicitaba la ayuda, hubiese sido una llamada para informar sobre el sacrificio de algún ganado, ¿en menos de 15 minutos la PNR hubiese estado en el sitio?
Si no es la policía los que garantizan la seguridad, ¿quiénes son? ¿a quién llamamos ante tal situación? Si el pueblo cubano paga sus salarios, ¿por qué no hacen su trabajo?
Ante tanta corrupción e inseguridad, entonces ¿quién nos cuida?