El año 2020 sin duda alguna nos ha sorprendido de maneras que no imaginaríamos. La pandemia del covid-19 se clasifica como un hecho histórico mundial sin precedentes. Las consecuencias han sido devastadoras y entre ellas está la temida crisis alimentaria global, algo de lo que no muchos hablan, pero ya está sucediendo.
El coronavirus ha llevado a la muerte a millones de ancianos y enfermos, ha encerrado a personas que ganaban dinero a través de la venta diaria y ha hecho que conseguir alimentos sea una tarea sumamente difícil. Sobre todo, a las poblaciones que ya les costaba.
Un estudio recientemente publicado por la Red Mundial Contra las Crisis Alimentarias, durante la Asamblea Anual de la Organización de las Naciones Unidas, manifestó que alrededor de 19,5 millones de personas se encuentran actualmente en riesgo agudo de sufrir inseguridad alimentaria.
El sistema de salud está a punto de colapsar, el coronavirus en Cuba ha causado estragos y es algo que ya la cúpula no puede ocultar. Todo indica a que las autoridades tomarán medidas más fuertes para frenar el avance del coronavirus en la indisciplinada y desobediente población de La Habana.
La situación se agrava pocos días después que el régimen anunciara la “salvación” de la crisis epidemiológica nacional, la dichosa vacuna “Soberana 01” desarrollada por científicos en la isla, la cual ya ha sido inoculada en personas para probar si realmente es efectiva.
Irónica y tardíamente los resultados de su efectividad (o falta de) estarán listos para febrero del 2021, entonces ¿Qué será del coronavirus en Cuba hasta ese momento? ¿Qué tan profundo colapsará el sistema de salud cubano? ¿Qué otra estrategia fallida impondrá los que gobiernan?
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